Amistad: gimnasio del amor – Parte 1

Primera Parte

Si todo lo que expresan los cantantes en sus interpretaciones fuera cierto y reflejaran la vida del propio artista, entonces Luis Miguel sería un inconstante:

La canción Inolvidable hace pensar en el amor eterno: En la vida hay amores que nunca, pueden olvidarse… Pero hace sólo unos años, este mismo cantante gritaba a todo pulmón: Te voy a olvidar… palabra de honor…  En la vida real se ve también a muchos inconstantes en el plano amoroso, tan pronto juran te amaré por siempre, como al poco tiempo de casados aseguran, en medio de gritos y sombrerazos, ya no te aguanto, me voy.

¿Se puede todavía amar?

Hoy es necesario preguntarse uno mismo sobre algo que debiera ser obvio: ¿qué es el amor?, ¿qué significa amar? Parece que hoy el único sentido del amor es el del encuentro casual, apasionado, fugaz y agradable, que ahora se vive y mañana se olvida.

Pocos héroes aman resistiendo el embate del tiempo y de las circunstancias. Tal vez ni siquiera estos tienen madera de héroes, simplemente son afortunados, porque las circunstancias los favorecieron. ¿Qué es entonces el amor perenne? Un idealismo y una utopía para la mayoría, y una casualidad o suerte para los demás.

Pensar así es resultado de la manipulación que sufre el hombre, quien es condicionado a amar según una mentalidad degradante y mezquina. El amor se ha reducido a sentimiento puro (¡muy romántico!) y a sensación agradable (¡muy cómoda!).

La máxima expresión del amor, para algunos, es hacerlo; existen otras formas de amar pero, de acuerdo a la opinión de ciertas personas, ninguna le llega a ésta. Si lo anterior fuera cierto, entonces el amor de una madre, de un padre, de un hijo, de un hermano, de un amigo, serían amores de segunda categoría.

Es un hecho, en cambio, que muchas personas han dado su vida por amor a un hijo, a un hermano o a un amigo… Y el dar la vida por el ser amado… ¿no es la manifestación más alta y heroica del amor humano? La respuesta es sí, aunque generalmente no es preciso morir por la persona amada, más bien se debe vivir para ella.

El amor de amistad

Generalmente, la primera experiencia de ser amado se tiene como hijo, pero la primera experiencia de amar se tiene como amigo. En la adolescencia, los jóvenes tienen la oportunidad de descubrir la verdadera dimensión del amor a través del encuentro con el amigo. Es en esta etapa cuando se empieza a aprender a amar en el sentido más profundo del término.

El niño también tiene amigos, pero su experiencia máxima es el sentimiento, el cariño, como se lo tiene a la mamá, al papá o al hermanito. Todavía no ha adquirido la capacidad de amar. Este es el resultado de un largo proceso, de un lento aprendizaje y de un duro entrenamiento, porque amar no es tan fácil como lo pinta la tele o las novelitas rosas.

Un buen gimnasio

El gimnasio donde se desarrolla el amor humano es la amistad, y ésta se vuelve con el tiempo parte integrante de todo amor adulto y maduro, es como la base de las otras formas de amar. La amistad es tan importante que, cuando falta su experiencia, la capacidad de amar se vuelve débil e inconstante.

El amor sin la amistad es como un castillo de arena: fácil de construir, precioso a la vista, tierno y mono, pero llega un malentendido, se presenta el momento de la verdad o de la autoexigencia desinteresada (viento y olas) y se corta la relación (se desmorona el castillo).

        —¿Qué pasó con tu amigo, por qué no has ido con él? –le preguntó un papá a su hijo adolescente.

        —¿Fulanito? Ese anda perdido con la novia, ya no nos hace caso, está inaguantable…

Así es como se pierde una amistad, dejándose llevar por los sentimientos, las sensaciones, las euforias del momento. La amistad es una realidad más profunda, sus raíces no son los sentimientos, aunque estos sean importantes y estén presentes en todo tipo de amor humano, sino la inteligencia y la voluntad.

Continuara...

Autor: Iliano Piccolo